ALAS

jueves, 13 de mayo de 2010

Esta puede ser la historia de alguien, tu historia, la historia de todos. Esta puede ser la historia que te llene el alma o que te deje atónito y confuso. Esta puede ser la historia cumbre, el pilar de la vida, o puede ser otra hoja entre los árboles. Esta es la historia de gente, es la historia de nadie. Esta es la historia que te puede dejar indiferente; no, esta no es esta historia. Es la historia sobre las alas. Y las alas sirven para volar. Las alas sirven para levantarse del suelo. Las alas sirven para poder cruzar el cielo. El cielo, el infinito cielo, tan alto y tan ancho que solo él puede ser la casa de dios. Nunca se acaba, y nunca empieza. El símbolo de la libertad, del espacio vital, de lo que, tan cerca, es inalcanzablemente bello, del sueño del hombre, de la literatura. Lo que es tan enormemente inmenso que ni siquiera se puede contar, medir o aproximarse, no se puede cubrir. Envidia de la tierra, del agua, del hombre, de la cultura, de lo que existe y lo que no. Esto es el cielo, lo indefinible e inalcanzable. Pues, como el cielo, es la persona, es el ser humano, eres tú, soy yo. Libre. Inalcanzable. Bonito. Indefinible. Libre. Y otra vez libre. Igual que el cielo, no se puede medir. Igual que el cielo, no se puede cubrir. Igual que el cielo, tiene alma, y el alma del cielo no se ve; se siente. Tu alma es como el alma del cielo. Tú eres como el cielo. Tú eres tu cielo. Sé tú tu cielo. Ten tú tus alas para cruzar tu cielo. Sé libre, inalcanzable. Vuela.

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